tumbada-p

En mis ratos libres me tiendo en el jardín,
ventilo desde los sobacos hasta el último pelín.
Algunos se ríen de mi extraña postura
me señalan y adjetivan con términos referidos a la locura.
Pero como soy una pelirroja rara de nacimiento
ningún vocablo permite mi total adecuamiento

Todo empezó cuando caí en un agujero como el culo de un elefante,
una primavera carnívora de la que me salvo un mago con su guante.
Desde entonces ni siento ni padezco
y gracias a la gravedad de forma desarticulada crezco.
Tenia entonces pocos años y mucha elasticidad
que el mago aprovechaba al margen de la moralidad,
sus trucos consistían en cuchillos afilados
que yo esquivaba de frente y por ambos lados,
me dividía mediante hipnosis en x unidades aleatorias
con las que hacia malabares y contaba historias.
El público aplaudía entusiasmado
la deconstrucción de mi conocimiento al cuadrado
Así pues adquirí la costumbre de relajarme
en imposibles coyunturas donde probarme
durante la vida normal utilizaba prótesis forjadas
que troquelaban mi cuerpo y disimulaban las pieles suplantadas.
Fue época de atravesar hasta una puerta cerrada,
pero prefiero ahora, que me doy de si de manera alargada.
Me cansé del nervioso mago
del pasivo ejercicio y el deshonesto halago.

Tuve que esconderme de su fijación
yendo a la biblioteca de excursión
buscaba el más perdido de los pasillos
para en silencio interpretar El señor de los anillos.
Tarde poco en volver a perderme y dejarme rescatar
por un galán que pasaba por el lugar.
Esta vez fue superman revestido y repeinado
que me vigilaba con el tercer ojo sin dejar su tesis de lado,
desde la distancia me contaba en el orden de la telepatía
que las acrobacias mentales requieren sus esfuerzos de ingeniería
A mi se me caía la baba pensando
como de cursi era el corazón que en el suelo iba ilustrando
Se le ponían al héroe las orejas rojas
explicándome como con la palabra mar no te mojas.
Tan encantador y adiestrado,
me dormí de aburrimiento en su paisaje congelado

Y soñé que de sus libros brotaban polillas
presencias reales que en vez de patas tenían ruedas de carretillas
Subí a lomos de la más evidente
le pedí al oído: Por favor, a la más cercana fuente.
Después de beber agua que se llama agua
noté que un universo de hombres a mi alrededor se desplegaba
cada uno perfecto y que de antemano me amaba.
Converse con alguno de los más vistosos
descubrí como quieta podía disfrutar con aquellos seres maravillosos

Desde entonces despierto y no despierto
dichosa e inútil en mi aparcamiento
con una vida de continua dedicación
al fácil ejercicio de representar alguna emoción,
parezco un castillo de naipes monotemáticos
donde el as de corazones se sucede levantando inofensivos áticos.

Ya no busco tipos que me den una utilidad
pues mis pinzas son inmutables frente a la adversidad.
De todos los lapsus oníricos que tengo mi favorito es:
aquel que exagerando la erotomanía pone el mundo al revés.
Alegre termino escribiendo con esta mano
que vivo a gusto colgada
al sol de Zutano o Mengano.