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20/20 es un proyecto realizado durante el ciclo menstrual correspondiente al mes de enero de 2020, esto en cuanto a proceso creativo; pero también es una colaboración con mi amiguísima la vecina negra.

1/20 sirvió como imagen para felicitar el año a todas mis amigas locas del coño y por extensión a las tontas del culo que nunca me van a leer.

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Según MITHU M. SANYAL las celebraciones rituales en honor a Deméter -las TESMOFORIAS- giraban alrededor de la revelación del genital femenino. Ya Aristófanes contó como en los misterios eleusinos, las mujeres, despojadas por un momento de sus obligaciones mundanas, escenificaban en el templo de Deméter el encuentro con BAUBO entre cantos (una de las razones por la 2/20 lleve un cascabel apotropaico) y discursos obscenos, AISCROLOGÍAS. También era entregado, al igual que la hostia en la Santa Misa, el MYLLOI: una pasta de sésamo y miel en forma de vulva para comulgar.

De acuerdo con el Suda, la letra griega delta –la primera del nombre de la diosa Deméter cuya traducción es «madre del delta»– tiene como modelo el triángulo de la vulva (adviértase en este punto las posibles resonancias con Delta de Venus de Anaïs Ninn), de allí que el triángulo fuera sagrado para el matemático Pitágoras. Al fin y al cabo, se necesitan por lo menos tres líneas para representar el espacio, con lo que al triángulo le corresponde el papel de haber sido la primera figura en surgir del caos.

Me pasa, y es una de las razones por las que me complace releer todo esto, que entiendo vulva como una palabra caligrama capaz de contener en sí misma el dibujo de lo que representa. De igual modo me sucede con pene, a la cual observo siempre como una p itifálica erecta sobre el renglón.

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De los tropos que estoy coleccionando empleados para NO pronunciar la palabra vulva, la sinécdoque -que nó sé si es un eufemismo, o un disfemismo, o nada de eso, porque solo nombra la urolagnia del Siglo de Oro-: «la fonteta del pis» va ganando en la escala de maneras inexactas, perturbadoras o elevadas de decir las cosas.

Tápate la fuentecita del pis, dice la abuela Dánae, urofóbica ante la amenaza de su nieta Zeus, en el escandaloso contexto de las vacaciones de verano en la playa.

Sé que conocéis muchas más ¿me regaláis la mejor manera de decir otra cosa que hayáis registrado en vuestra vida?

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Excepto la lata, toda la materia para componer esta vulva perteneció a mi abuela. La mejor abuela del mundo, no os quepa duda. Una señora excepcional, educada en el Real Colegio de Doncellas Nobles de Toledo y sacada de ese paraíso de sororidad ejemplar para tener la mesa puesta tres veces al día durante todos los días de todos los años que vivió mi abuelo.

Nonagenaria y viuda seguía pidiendo la palabra solo para contar algo divertido o piropear al interlocutor sin emitir una sola queja por esa vida enjaulada al servicio del héroe. Mi abuela levitaba por encima del oprobio y la inmanencia con su inexplicable alegría perpetua a juego con el trino de sus canarios.

No me cuesta ningún trabajo imaginarla desatornillándose un brazo para agarrarlo con el otro y darme un bofetón antes de santiguarse con esa misma mano desarticulada al ver mis vulvas en lugar de, señalando la cabecita de alguna de las Vírgenes en Majestad en una mandorla que decoraban su casa decirme: Mira cielo, este bendito rostro también ha sido leído como un digno clítoris.

Esta pieza es un homenaje a las abuelas maternas y a sus santos coños sometidos, entre otras cosas, por el disparatado mundo imaginal del nacionalcatolicismo.

Españoles, qué sería de nosotres sin el santo coño de nuestras abuelas, me pregunto.

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Mi hermana sufre una dismenorrea grado mil desde su primera menstruación. Recuerdo mi nula empatía hacia las incomprensibles expresiones de dolor en que se convertía el amasijo de cuerpo y sábanas durante su primer día de menstruo.

Hasta los 28 años mi cuerpo producía tanta testosterona que, sin ningún otro carácter secundario, mi problemática era una amenorrea descerebrada sin más.

El yin y el yang del mismo desequilibrio.

Todas las veces que mi madre la llevó a urgencias porque se moría el diagnóstico fue tener paciencia e hijos.

La dismenorrea es una palabra para cualquier cosa que duela durante la regla. Si eres joven se curará cuando un parto ponga las cosas en su sitio. Si aparece después de ser madre será por haber tenido hijos. Y si con más de 30 años no has tenido hijos pero te cagas en tu puta vida de dolor entonces vamos a ver qué puede ser.

Mi hermana tuvo un hijo y durante la cuarentena tuvo que ir una doctora a su casa porque, contra esa fantasía loca de las estadísticas, menstruó.

Gracias a esta señora, que por fin se tomó en serio algo que no es normal, es decir, la regla no duele, mi hermana descubrió que el folículo hemorrágico de su ovario izquierdo, el poliquístico, al tener una ruptura violenta dejaba caer la sangre viva fuera de su conducto para descender en el saco de Douglas, que es un hueco entre vísceras, o cavidad abdominal, donde la sangre se convierte en un elemento irritante, abrasivo y doloroso.

La regla no tiene que doler. Sabemos bien poco sobre ella; pero mi hermana insiste, para ella lo importante, o rescatable, o metafórico, es comprobar que la sangre fuera de su cauce duele.

La sangre perdida duele.

La sangre duele.

Esta vulva, que según mi flipadura mental contiene la gran noche cósmica, se la ha pedido mi hermana nada más verla, porque es la vieja vulva de una bruja que lo sabe todo.

Segura estoy que cada una de nosotras tiene su propia anormalidad singular y preciosa, ansiosa por conocer la tuya quedo.

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En el año 712 se publicó en Japón la recopilación de KOJIKI (crónica de los acontecimientos antiguos) bajo el mandato de la emperatriz GENMEI.

Entre los mil laberintos narrativos para establecer una versión oficial del camino de los kami, «kami no michi» que es lo que significa el término SHINTO, con AMATERASU –la diosa Sol– y su hermana SUSA NO WO –dios de los mares– tenemos el momentazo vulva nipón.

Rusulta que SUSA NO WO, nacido de la nariz de su padre, es, además de un llorón, un generador de caos imparable. Cuando por fin lo destierran va a despedirse de su hermana y entre otras diabluras esparce sus excrementos por la Sala de la Gran Degustación del arroz nuevo y revienta a la tejedora celestial al clavarle las astillas de su lanzadera en los genitales tras arrojar sobre ella la piel del Caballo Divino.

AMATERASU abre la puerta de la Celestial Casa de las Rocas y se encierra, dejando al mundo en una total y mortífera oscuridad.

Se reúnen entonces las ochocientas miríadas de dioses y colocan frente al umbral cerrado el Árbol Sakaki, o Árbol Cósmico, de cuyas ramas cuelgan un espejo y varias joyas entre otros adornos que no merece la pena citar.

Aparece la diosa de la alegría, AME NO KOYANE, que no en balde es el origen del linaje de las mujeres chamán-miko, las kataribe o poderosas narradoras de historias, y subida a un cubo dado la vuelta, se arremanga y baja la falda para mostrar su sexo en una danza extática que hace retumbar la Alta Planice Celestial por la risa conjunta de los dioses.

AMATERASU se asoma curiosa para ver qué provoca tanta hilaridad y queda fascinada por La Luz de su reflejo en el espejo y las joyas que encuentra ante sí.

De este modo se inaugura la ceremonia que celebra el renacimiento cotidiano del sol y el paso de las estaciones.

Esta secuencia pero narrada por MIYAZAKI, no me digáis que no…

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Me siento mujer cuando:

Se me ocurre algo ingenioso para bloquear el mal humor de alguien

soluciono un problema técnico inmediato

hay una persona atractiva cerca

me baja la regla

me cambio de ropa

me abrocho el sujetador

me lo desabrocho

me lo desabrochan

el elástico se da de sí

voy a comprar uno nuevo

llevo el dinero justo pero me encuentro con un amigo que va a una librería que me pilla de camino

me gasto el dinero del sujetador en el libro Cuando la doncella quiso ser marinero. Travestismo femenino en Europa (siglos XVII-XVIII) de RUDOLF DEKKER y LOTTE VAN DEL POL.

Me despido con muchas ganas de llegar a casa y ponerme a leer.

Alegres mis tetas locas botan

pero no tan locas como para gastar esos putos veinte euros en invitar a cenar a la hermana que tiene hambre, o pagar una noche de hostel para la sintechista

si no me siento humana cómo me voy a sentir mujer

nadie es tan pequeño para caber en una palabra.

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Un broche muy chiquitico

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Ese comienzo vulvichi de LOCUS SOLUS, cuando MARTIAL CANTEREL conduce a sus invitados por el paseo lisérgico donde todo lo imaginable se sublima hasta la transmutación cognitiva de un lector cualquiera medianamente preparado, a pesar de leerlo en español y no poder captar las resonancias fonéticas del francés.

Ese principio, digo, en el que la magia ROUSSEL se pone en movimiento con esas historia sobre Federal semen-contra, el fetiche que IBN BATUTA vio en el corazón de Tombuctú y que mucho tiempo después compro ECHENOZ para enriquecer la histérica colección de rarezas de CANTEREL. Cuando ya no valía nada y los malienses habían olvidado como este fetiche, hecho enteramente de tierra oscura tomada de los suelos de todas las tribus reunidas en santa alianza, además de evocar los dones de riqueza y prosperidad prometidos por la idea que representaba apuntalados en un culto apasionado, salvó a su pueblo de la locura furiosa que afectaba a la reina DUHL-SERUL cada vez que una crisis de amenorrea la transformaba en la mayor fuerza destructiva de la que huir. Después de jornadas intensivas de plegarias por un lado, y sentencias de muerte por el otro, este niño de tierra solo desencadena un huracán. Las lluvias y vesania de la reina mantienen ocupados a los suplicantes, que no se dan cuenta de que Federal ha conducido, gracias al ciclón, una semilla hasta su mano, provocando cada una de las etapas germinativas y así, una mañana, de la mano derecha de tierra brota una planta, Artemisa marítima, que ingerida en cantidades mínimas, en forma de medicamente amarillo denominado semen-contra, contituyen un emenagogo muy activo.

Ese libro. Esta vulva. La Tierra y sus ciclos.

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Siendo como han sido 20, el fanguillo Coixet, mal que me pese, tenía que surgir.

No me digáis que ese, ya no producto publicitario, sino lugar común para enrabietarse con la estulticia creativa de la lírica del capital, no es una genialidad.

Veo a Coixet –no la real, a la figurada, esa que permanece en el inconsciente colectivo como directora de aquel desatino– después de sobrevivir a un desorden disfórico premenstrual sin haber podido cerrar el proyecto Evax, sentada en el váter, con el Chi tan a tope que le manan cascadas de sangre cuajada, cagando a chorro, salpicando más allá de la taza, perlando sus pestañas con micropartículas de mierda líquida, con las piernas dormidas, tal vez babeando las bragas tensadas entre sus rodillas mientras, y aquí, propongo, sucede el magistral juego de sustitución, piensa: ¿a qué huelen las nubes?, como traducción de la estética descompositiva que resultaría de transcribir la onomatopeya que en realidad murmura: ñaaaaaaachiaaauugrgrgrrg. O lo que es lo mismo, como la mayor boñiga que una pueda pensar antes de perder el conocimiento en una situación bochornosa y maloliente después de que el remolino fecal haya sido tan intenso que con su fuerza, conexiones neuronales imprescindibles para una composición gramatical mínima, hayan sido sustraídas de su posición natural hasta ser eyectadas por el conducto equivocado junto con el resto de órganos internos.

Todo esto para, de una forma muy jodida, protegerme del descontento que me produce el resultado de esta pieza. ¿Acaso vosotras os sentís orgullosas de todo lo que hacéis?

Decidme.

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Vulva Virgen Almodóvar, o GREGORIO PRIETO, no lo sé, ni a cuento de qué, si bien es cierto que nadie ha hablado de mi madre y de mis tías de una forma tan entrañable como lo ha hecho Almodóvar.

El periódico que he usado para el papel maché es el de promoción del arte para la exposición FLORES, donde se reproducen los superóleos de JORGE GALINDO y PEDRO ALMODÓVAR.

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En 1949 Lévi-Strauss publica La eficacia simbólica, un artículo sobre el encantamiento que el indio cuna Guillermo Haya hizo llegar en su idioma y en español al doctor Wassen.

El objetivo de este canto es ayudar en un parto difícil, cuando la partera entiende que es necesaria la intervención del chamán.

Comienza describiendo el requerimiento de su presencia, los preparativos consistentes en la quema de granos de cacao, invocaciones y confección de imágenes sagradas. Continua la operación narrativa convirtiéndose en NELE, introduciéndose por la vagina de la mujer y librando una batalla dialogada con MUU, la potencia responsable de la formación del feto que, sobrepasando sus funciones, ha secuestrado el alma de la futura madre. El canto pues es la búsqueda de este PURBA perdido. En el rito nadie toca a la parturienta, salvo el discurso simbólico, que se torna eficaz y ayuda al espíritu de la mujer a superar las dificultades entendiendo el dolor y la sangre.

El símbolo no significa, su valor no estriba en lo que designa sino en que lejos de nombrar funda un nuevo ser.

En un viaje por México con mi hermana nos retamos a grabar un sueño al día contado por algún desconocido. No olvido a la señora que narró delante de la cámara como en una ocasión, estando embarazada, soñó que el feto se desligaba del cordón umbilical y movía la mano ya formada flotando en el espacio. Su marido se despertó al mismo tiempo y dijo: ¿Lo viste?, se despidió. Un aborto espontáneo por embarazo extrauterino. El sueño compartido más jevi de su vida.

El otro día estaba en clase con chavales ya mayorcitos, alguien sacó a debate el tema del aborto y me alerté, entristecí o enfadé porque ninguno fue capaz de esgrimir un solo argumento que se saliese del espacio económico. Capital simbólico subsumido y aplanado por el capital sin más.

¿No creéis urgente revisar y construir el discurso simbólico que refiere a los fetos perdidos?

Veo necesario, entre nosotras, las que por razones obvias afirmamos el derecho a la contracepción y a su asistencia profesional, ponerle forma  a todo ese universo de realidades palpitantes que es un feto perdido.

Esta vulva fantasma es mi primer intento.

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EL AMOR EN TIEMPOS DEL PAMI

El bastón y la renguera

no serán impedimentos

pa´tener sexo violento

con algún viejo atrevido

que tenga por bien vivido

lo que ha dejau contento.

Es cierto que con los años

las cosas se hacen más lentas

pero si alguien me calienta

al Katresutra recurro

y entre besos y susurros

la libido se fermenta.

El hombre se priende al viagra

la mujer, al lubricante

para llegar al instante

del orgasmo placentero

y allí comienzan los «pero»

que agobian a los amantes.

Ya desnudos y en la cama

nos besamos flaccideces

como tantas otras veces

pasados de calentura

acomodamos posturas

y el gran impulso aparece.

Ya está todo preparado

-no somos tan exigentes-

estoy estrenando dientes

una prótesis divina

(con ella muerdo en esquina)

para evitar accidentes.

Siento el temblor de su boca

acercarse a lo profundo

tenemos breves segundos

para dar justo en la nota

así que beso su chota

para evadirme del mundo.

Entonces, la puta madre

mis dientes plastificados

se sueltan desaforados

y en esa pija blandengue

para armar flor de cachengue

quedan apenas colgados.

Mi amigo no entiende nada

mira mis labios hundidos

un desgarrador quejido

anuncia el triste final

todo termina muy mal

y yo sin haber cogido.

ROSA ESTER RODRÍGUEZZ CANTERO

Puntos suspensivos ediciones, 2018

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No creo que vuelva a releer nunca más ELIZABETH COSTELLO desde el principio, pero al capítulo 8 –En la puerta– pienso seguir volviendo siempre que se me haga insoportable la no cabal arquitectura de mi sistema de creencias.

En mi memoria, por muchas veces que lo haya leído, se mantiene fijo en la modificación que hice la primera vez y sobre la que regreso cada vez que olvido que lo acabo de leer. Esta distorsión consiste en no recordar nada salvo el momento, en que de nuevo enfrentada al tribunal que solo le pregunta ¿en qué cree usted, señora Costello?, impaciente y confusa porque no da con la respuesta que le abra la puerta al otro lado, el personaje afirma creer en las ranas, las que recuerda de su niñez. En su indiferencia ante la necesidad de excavar una tumba durante la estación seca para ralentizar su corazón y morir hasta que llegasen de nuevo las lluvias torrenciales y esos aparentes muertos despertasen en forma de bramido total. Elizabeth Costello dice creer, quiere creer, en esas ranas diminutas solo para justificar su derecho a que la abran la puerta, una puerta random detrás de la que no tiene tampoco ni idea de qué habrá.

ATABEY, o MADRE MAGNA ENSANGRENTADA, es la diosa increada pero generatriz de toda la mitología taína, empezando por YÚCAHU, el dios principal, que no necesitó padre durante su concepción dado el poder del principio femenino que fue su madre. Personificada por las ranas es la divinidad que protege a las parturientas, los ciclos de fertilidad, la luna y las aguas dulces.

Una lluvia de vulvas batracio alienígenas sobre el mundo para empezar la fiesta es una imagen que me pone jotera, pero que me resisto a cabalgar porque lisérgica soy aún más incomprensible.

No tengo ni la menor idea de dónde hurgar para conocer ni mis estados mentales ni mis creencias, y llevo años jugando a la descajanegrización, no acabo de nacer al tema, pero ahora mismo es así: creo en Elizabeth Costello, creo en las ranas, creo en Atabey y por supuesto creo en esta vulva que te mira fijamente a ti.

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Después de 26 días envulvada en semejante vulvofrenia vulvadora, subvulvaina, vulvable y hasta vulvóptero, puedo afirmar que toda yo vulvaco de una vulvez infinita, no sin cierto vulvor, he perdido mi intericepción convertida como estoy –me araño la cara– en todo lo dicho.

Por ello ruego MADRE OSCURA, te comas mi este yo con mi todo tú y así, aprovechando el inevitable REGRESSUS AD UTERUM, pueda renacerme como iniciada capaz de no verle los labios mayores y el prepucio a todo. Basta de vulvomancia, devuélveme el mundo MADRE OSCURA. A cambio te celebraré todo el tiempo de cualquier otra manera.

He pedido.

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Trizas

hecha trizas.

Que cada cual

tome una

y suba al tiovivo,

ávidos, amantes, montones míos.

ENFERMERA

PRENDA FUEGO A ESA IDEA

Nadie hará un memorándum:

en la mente

el fuego no quema la carne

(de Exposición)

Quien haya leído EL AFFAIR SKEFFINGTON de MARÍA MORENO-CRISTINA FORERO sabe que quiero decir con esta pieza sáfica. O no. Da igual, el tema es leer, leer mucho, leer hasta gentrificar esa zona roja del intelecto en la que follar bien es una cuestión de estilo.

Follar bien, y cuando tengáis un rato, si os apetece, contadme qué autora, sea del género/sexo/planeta que sea, os pone la cabeza lesbiana.

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LA BELLA DURMIENTE A TRAVÉS DE LA HISTORIA, es una rigurosa deconstrucción del logofonofalocentrismo de los arquetipos patriarcales en torno al concepto de feminidad contenidos en el cuento con más relaciones intertextuales y versiones según CAROLINA PERNÁNDEZ RODRÍGUEZ.

Propone un origen, SURYA BAI, un cuento tradicional indio recogido en 1868 por MARY FRERE en el que, sin corrección política que disminuya la imaginación de nadie, la prota es raptada por unas águilas, se clava la uña envenenada del hijo de la bruja que desea comérsela y muere. Chas, se materializa el rajá que le extrae la uña y la resucita, se la lleva a palacio, su esposa la asesina y ella se transforma primero en girasol y luego en mango antes de volver a su forma humana y suplantarla.

Toma ya, lo del mango es demasiado para mí.

Otra que me ha puesto mirada Coca Cola ha sido PERCEFOREST, en la que cuando se cumple la maldición su propio padre la deja desnuda en una torre, un tal TROYLUS la descubre, la viola, la embaraza y es el bebé el que deshace el hechizo al succionar el dedo.

Parece ser que desde la pornografía y el feminismo se ha reescrito con ansia este motivo, me maravilla, cómo no, recuerdo pasarlo con ANGELA CARTER casi tan bien como con ROBERT COOVER y su ZARZAROSA, que para la autora es un barullo inconcluso y para mí una tarde de alegría orangutana.

Me gusta tanto dormir que aunque tenga cien años todavía nada ha conseguido quitarme el sueño y siento esto como una querencia activa. Lo que sea, hago lo que sea con tal de garantizar mi jornada de descanso y relajación.

Así que, mi esperado príncipe, si vienes a palacio y estoy durmiendo, ni beso, ni desayuno, ni billete de lotería premiado, sal en silencio y como en  la versión de LOS HERMANOS GRIMM espera el momento oportuno, en el que de forma natural me despierte sin ganas de psicotizar el desenlace feliz y partirte la cara de mongolo que me va a parecer que tienes si cometes el error de despertarme.

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En el 220 a.n.e. se estableció en Roma la celebración de LAS VENERALIAS, antiguas fiestas dedicadas a VENUS VESTICORDIA, el avatar de la diosa casto y obediente con la ley de los padres.

Matronas muy metidas en su papel vesticordio sacaban la imagen de la diosa, posiblemente también la de FORTUNA VIRIL de sus templos y después de bañarlas, maquillarlas y vestirlas con telas y joyas nuevas en las termas públicas masculinas, se concentraban muy fuerte en emitir sus deseos sentimentales, imagino que más bien sus estrategias matrimoniales, hacia esas gigantes muñecas para que intercediesen por ellas en la sala ejecutiva del destino. Esto debe ser, por razones obvias, el rito más fascinante y atesorable de Roma para estoyhechountrapo. Roma es amor, joder, que bien sabían tratar a sus representaciones, cómo hemos podido olvidarlo…

Por último, brindaban con adormidera disuelta en leche y endulzada con miel, seguramente para sobarse y no asistir, por un día, a su realidad como matronas patricias abocadas a enredar, mucho, todo lo que quisiesen, pero siempre en la sombra.

Un día al año de sueño profundo y respetuoso con la gens no debía ser tanto sacrificio.

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Del 28 de abril al 3 de mayo se celebraban en Roma LAS FLORALIAS, festivales dedicados a la diosa FLORA, dueña y señora del imperio de las flores, y a las prostitutas, dueñas y señoras de la eterna Primavera del deseo sexual.

La ciudad, los templos y habitantes se adornaban con flores, guirnaldas y cintas de colores. Nadie bebia agua. Las meretrices desfilaban y parodiaban a los gladiadores luchando –bailando– desnudas, en la arena del circo se soltaban liebres y cabras, animales relacionados con la fertilidad que la plebe podía cazar para comer, aunque fuese una vez al año, carne. Festividad de la carne. CARNE. También se repartían legumbres y plantas asociadas de igual modo con la fecundidad, garbanzos, habas, altramuces, quién lo diría, hasta guisantes.

Durante esos días estaba permitido romper las rígidas reglas de la moral sexual, así que me deleito unos segundos imaginando a prostitutas mayores sodomizando en las termas públicas a senadores y sacerdotes con dildos de áspera piedra rosácea sin pulir.

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Esta vulva solar coincide con la visión obsesiva que se le presentaba a AKHENATON antes de sus ataques epilépticos y sobre la que fundó el primer monoteísmo en la Tierra. Aunque todavía no sabemos de qué mundo perdido procedía, ni él ni su extirpe, nadie me discutirá que fue el extraterrícola más bello jamás aterrizado en este planeta de monos hiperestésicos sedientos de buenas nuevas.

Hasta aquí mi fantasía.